lunes, 24 de julio de 2017

Carta de un prebendado de la Catedral de Cuenca dando noticia del saqueo de la Ciudad por el ejército del general francés Coulaincourt

   Guerra de la Independencia española contra el ejército invasor francés (1.808-1.814)

     Carta de un prebendado de la Catedral de Cuenca, con fecha 31 de Julio de 1.808, a un distinguido personaje de esta corte, en que le refiere los execrables atentados cometidos en aquella ciudad por el general francés Coulaincourt y su ejército, que dará una idea completa de estos bárbaros y sacrílegos soldados.


          SUPLEMENTO                                                                                                                       A LA GAZETA DE MADRID                                                                                  DEL VIERNES 19 DE AGOSTO DE 1808
                                                       ESPAÑA,
                       MADRID, 21 DE AGOSTO.              


     La siguiente carta escrita por un sabio prebendado de la Catedral de Cuenca, con fecha de 31 de Julio, a un distinguido personage de esta corte, en que se le refiere los execrables atentados cometidos en aquella ciudad por el general francés Coulaincourt y su exército, dará una idea completa de estos bárbaros y sacrílegos soldados.
"Muy señor mío: me son muy gratos los sentimientos que me manifiesta V. en su apreciable carta, pues los reputo por indicios fieles de su entrañable afecto hacia mí, de su mucha religión, y su grande amor á la patria. Crea V. que no ha sido la gravísima pena mia, ni de este cabildo, ni de los hombres sensatos y piadosos de esta provincia carecer de las alhajas conducentes á la decencia y magestad del culto, porque sabríamos adorar a Dios sin ellas cuando fueren necesarias para salvar la patria. Lo que nos aflige estremadamente es la impiedad que ha causado el robo y saqueo de los templos, y el sin número y la clase de crímenes que lo han acompañado. Bien dificil es referir á V. las abominaciones obradas en esta Ciudad por la división del exército francés al mando del general Augusto Coulaincourt en los días que permaneció en ella. Yo debería ser un grande hombre para desempeñar este asunto, que ciertamente, aunque es horroroso, pide mejor pluma que la mía.
"No hay ciudad en toda la península que haya dado más pruebas de su amor a la paz y al buen órden que esta de Cuenca. Sin armas ni soldados ha mantenido franca y lealmente su comunicación con lo demás de la España, bien segura de que nadie pudiera exigir de ella lo que le era imposible en las actuales circunstancias. Su situación geográfica y política, como V. sabe, es la de un pueblo abierto confinante con las provincias de Madrid, Guadalaxara y Toledo, y con los Reynos de Valencia, Murcia y Aragón, de quienes depende para gran parte de sus subsistencias, de quienes recibe las manos de que carece precisas para el exercicio de la agricultura. No habría temeridad comparable a la de este pueblo, si dexándose llevar del entusiasmo, ó la vanidad de parecerse a otros, hubiera intentado por sí solo figurar en la palestra de las revoluciones del reino: qualquiera esfuerzo hubiera sido ridículo; y por todas partes la naturaleza y el buen sentido le persuadian a acreditarse de prudente, reconociendo que no podia ser con el debido fruto y decoro ni valeroso ni fuerte ..."
          (Continúa la carta con las páginas 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9)







  

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